Este lunes 21 de marzo, se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Poesía, y desde la Asociación Cultural "Asbaraguzza" y el Club de Lectura Alfonso Guerrero, nos queremos sumar a esta fecha tan importante, compartiendo con vosotros un poema muy extremeño del ilustre escritor y poeta de nuestro pueblo al que rendimos homenaje. Se titula A Extremadura, y apareció publicado en el periódico El Correo de la Mañana el 28 de abril de 1918, llevando la fecha de composición unos días antes, el 20 de abril de ese año.
La tenéis aquí bajo estas líneas.
A EXTREMADURA
Hermosa Extremadura. Región de mis amores.
Hidalga y noble tierra. Solaz de mis mayores…
La que mi pecho llena de santo y noble afán.
La de los amplios cielos del sol esplendoroso.
La de los encinares cargados de reposo.
La de las pardas cuestas, cantadas por Galán.
Legáronte tus hijos sus glorias inmortales.
Sus lienzos prodigiosos Zurbarán y Morales.
Sus sueños Garci-Sánchez, Espronceda, Valdés.
Y pregonan al mundo la grandeza de España,
las brillantes conquistas, las heroicas hazañas,
de Pizarro y de Soto, de Alvarado y Cortés.
De mi rosada infancia en los lejanos días,
con indecible encanto, la santa madre mía,
en su regazo amante, mis sueños arrulló.
Y en adorables charlas de maternal ternura
contándome tu historia, mi hidalga Extremadura,
a un tiempo que a adorarla a amarte me enseñó.
Tu atmósfera perfuman la flor de tus habares,
aromas de romero, de tomillo y de azahares.
Efluvios campesinos de florecillas mil.
Y matizan tus valles profusión infinita
de rojas amapolas y blancas margaritas
que brotaron al beso perfumado de Abril.
Tus mansos arroyuelos, de límpidos cristales,
a cuya margen crecen adelfas y zarzales,
donde tu claro cielo se mira reflejar.
Tus brisas perfumadas, rumorosas, tranquilas…
El blando tintineo de vibrantes esquilas…
De blancos recentales el trémulo balar.
La alfombra de tus prados…Tu luz diáfana y riente.
Los ruidos armoniosos que flotan en tu ambiente.
La balada doliente del bíblico pastor.
De la torcaz paloma el amoroso arrullo.
De fuentes escondidas el plácido murmullo
y entre tus verdes frondas del céfiro el rumor.
El bucólico encanto de aldehuelas risueñas,
en cuyas viejas torres anidan las cigüeñas,
y en cuyos aires tiembla la endecha montaraz.
Del canto de tus aves la grata melodía
infiltran en mi alma la serena poesía
que invade tus campiñas de dulzura y de paz.
Y ese intenso desmayo de hondas melancolías
que impregna de misterio tus tenues lejanías
cuando muere la tarde tras manso resbalar.
Esas bellas nostalgias que dentro de mí siento
empapándome el alma de un dulce sentimiento,
¡cuántas veces me hicieron de ternura llorar!
En ti cuando era apenas muchacho adolescente
al soplo de tus auras, senté sobre mi frente
románticas quimeras de loco soñador.
En ti lloró mi lira sus cánticos primeros,
esos pobres cantares ingenuos y sinceros
que brotaron de mi alma a impulsos de tu amor.
Más tarde, siendo un joven pletórico de vida,
latir sentí en mi pecho ansias desconocidas
que en ensueños de amores embargaron mi ser
y saturaron mi alma de inefables delicias,
los divinos encantos y las hondas caricias
de los ojos de antílope de una dulce mujer.
Yo aspiré los azahares de la huerta murciana.
Vi, de belleza llena, la vega valenciana.
Del sol de Andalucía el mágico fulgor.
Y aun siendo tan radiante su espléndida hermosura
no tienen cual tú tienes, mi hermosa Extremadura,
esa calma infinita de sereno fulgor.
Salve, patria querida. Región de mis amores.
La santa y noble cuna de los conquistadores
que intrépidos cruzaron el proceloso mar.
Tú guardas los recuerdos de mis mejores días,
la tumba de mis padres, las tiernas alegrías,
las dulces añoranzas de mi deshecho hogar.
Doquier mi suerte adversa me empuje por el mundo,
alentará en mi pecho tu amor grande y profundo
mientras la cuesta suba del áspero vivir.
Y cuando ya la Parca ponga fin a mis duelos…
¡Oh! ¡Qué hermoso sería morir bajo tu cielo
y en tu sagrado suelo la eternidad dormir!
20 de abril de 1918.
